Sus resultados son inmediatos, sin provocar ningún tipo de molestia ni dolor. Además, no requiere tiempo de recuperación. Se trata de un procedimiento muy seguro y controlado, de modo que prácticamente no existe ningún riesgo durante su aplicación.
Las puntas de diamante son unos cabezales que tienen en su superficie polvo de diamente el cual es el responsable de ese “rascado” suave y agradable en el estrato córneo, capa más superficial de la epidermis en la que se acumulan exceso de células muertas. Es una terapia de exfoliación controlada y precisa.