La cesárea es una cirugía mayor que implica una recuperación física especial y cuidadosa. Tras el parto por cesárea, el cuerpo de la mujer pasa por un proceso de curación en el cual la fisioterapia desempeña un papel fundamental, ayudando a restaurar la fuerza, la movilidad y el bienestar general. La intervención temprana y personalizada permite a las mujeres que han pasado por esta experiencia mejorar su calidad de vida y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo.
El parto por cesárea implica una incisión en el abdomen y el útero, que puede afectar múltiples capas de tejido y músculos. Esta intervención quirúrgica suele provocar dolor, rigidez en la zona abdominal y lumbar, limitaciones en la movilidad y, en muchos casos, una pérdida de fuerza en el suelo pélvico y el abdomen. La fisioterapia postparto se enfoca en estos problemas para ayudar a las mujeres a fortalecer sus músculos, reducir el dolor y mejorar su funcionalidad en las actividades diarias.
Algunas de las secuelas comunes que pueden presentar las mujeres tras una cesárea incluyen:
Mejor recuperación de los tejidos: Las técnicas de fisioterapia como el masaje y la movilización de cicatrices ayudan a reducir adherencias y mejorar la flexibilidad de los tejidos en la zona abdominal.
Fortalecimiento del suelo pélvico: Ejercicios específicos ayudan a las mujeres a recuperar el tono muscular del suelo pélvico, previniendo problemas como la incontinencia y mejorando la estabilidad general.
Restauración de la fuerza abdominal: La fisioterapia ayuda a fortalecer los músculos abdominales de forma segura y gradual, contribuyendo a mejorar la postura y el equilibrio.
Alivio del dolor: Técnicas de terapia manual y ejercicios guiados pueden reducir la incomodidad y el dolor en la espalda baja y la zona abdominal, facilitando la recuperación.
Prevención de problemas posturales: La fisioterapia ayuda a corregir las compensaciones que el cuerpo desarrolla tras la cirugía, devolviendo el equilibrio y la estabilidad al organismo.
El tratamiento fisioterapéutico es personalizado y depende de la condición física y el progreso de cada mujer. Sin embargo, algunas técnicas comunes incluyen:
Rehabilitación del suelo pélvico: La terapia pélvica ayuda a fortalecer estos músculos y mejorar la sensibilidad en la zona. Ejercicios como los de Kegel, combinados con técnicas de biofeedback, permiten una recuperación segura.
Masaje y movilización de cicatrices: El masaje en la zona de la cicatriz evita la formación de adherencias y mejora la elasticidad de los tejidos, aliviando la tensión.
Ejercicios de activación y fortalecimiento abdominal: La terapia se centra en ejercicios suaves y progresivos que fortalezcan los músculos abdominales sin presionar la zona de la cicatriz, manteniendo la seguridad del proceso de recuperación.
Reeducación postural: Las posturas incorrectas adquiridas tras el embarazo y la cesárea pueden corregirse mediante ejercicios de estabilidad y alineación corporal.
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